Antes se pensaba que la vida en la Tierra consistía en dos formas de vida – los animales y las plantas. Después se descubrió que fueron los microbios los que se dividieron en organismos más grandes que se movían (los animales), y los que no se movían (las plantas). Ahora bien, ya que esta división parecía insuficiente, se propusieron otras categorías adicionales como hongos, bacterias y protozoarios.
Sin embargo, posteriormente se hizo una nueva simplificación, puesto que los científicos pensaban que los seres vivos se podrían dividir en dos grupos. En este caso la división era más profunda y mantenía una relación estrecha con la estructura de la célula viviente. Las células vivientes vistas a través de un microscopio pueden formar parte de una de estas dos categorías: ésas cuyo núcleo está bien definido (eucariontes), y ésas sin núcleo (procariontes). Así pues, los animales y las plantas, por ejemplo, siendo organismos multicelulares tienen un núcleo definido y pertenecen a la rama de eucariontes. Lo mismo ocurre con algunos organismos microscópicos y unicelulares, tales como las levaduras y los protozoarios. A diferencia de estos organismos, las bacterias pertenecen a los organismos sin núcleo.
No obstante, después de haber revisado las clasificaciones que eran vigentes, se ha llegado a la conclusión de que entre las bacterias había un grupo de organismos que no parecía estar relacionado ni con los organismos complejos ni con los más simples. Dichos organismos tampoco contienen núcleo, igual que las bacterias, y al observarlos a través de un microscopio se llega a la conclusión de que se parecen a las bacterias. Ahora bien, su estructura química y sus componentes moleculares se diferencian tanto de las bacterias como de los organismos superiores.
Estos microbios pertenecen a un nuevo grupo, que tienen características diferentes de todos los organismos conocidos hasta ahora. Dichos organismos se han denominado arqueobacterias, donde la primera parte de la palabra significa viejo o primitivo. De igual modo, se sospecha que este grupo es tan antiguo como los otros dos. Sin embargo, hay clases de arqueobacterias cuyas formas de metabolismo se adaptan bien a las condiciones climáticas predominantes en los orígenes de la historia de la Tierra. Por tanto, se considera que estos organismos son el grupo más antiguo de los tres grupos.
Además, aparte de los animales y las plantas, las bacterias también han dejado restos como fósiles, lo que por lo tanto explica el hecho de que los organismos tan pequeños como bacterias tengan la capacidad de modificar el medio ambiente.
A esta rama de la ciencia le quedan aún muchas preguntas abiertas por contestar. Sin embargo, el descubrimiento anteriormente descrito puede jugar un papel bastante importante en estas respuestas o establecer nuevas posibles respuestas a las preguntas ya contestadas.