Contra el silencio: Indefensa

Hay veces que los hechos son tan atroces, que desgarran el alma. Es lo que me ocurrió al ver la película Indefensa, basada en hechos reales. Esta película se incluye en la campaña Contra el silencio, de Antena 3. Condena la violencia de género.

La protagonista fue una víctima de violencia de género. Sufrió tanto que, incluso aunque matara a su marido premeditadamente, debería ser absuelta ante el juez. Porque su vida fue arruinada por culpa de un hombre al que no podía dejar.

Clichés habituales, que no restan fuerza

Hay clichés habituales en este tipo de relaciones o películas en Indefensa (L’emprise). Los moratones que achacan a una caída accidental. El silencio de las mujeres maltratadas para evitar dar explicaciones de lo que ocurre en casa. El miedo que se siente. La falta de acción de la justicia. Ese eterno perdón y la promesa de cambiar, que nunca que se cumple. Esas son las bases de este tipo de relatos. Pero en esta película el sentimiento desgarra, porque se cuentan tantos detalles y tan impactante, que el espectador se siente impresionado. No importa si ya se han visto otras películas de la temática, Contra el silencio impacta con dolor. Causa empatía, repugnancia, tristeza… Tanto y tantas situaciones indescriptibles que calan en lo más hondo del corazón. Impacta. Esa es la palabra.

Formato de la película Contra el silencio

Contra el silencio tiene un formato, al menos peculiar. La película es un largo juicio, donde se rememora la vida de desdichas de esta mujer. Hay largos flashbacks que cuenta la caótica relación, paralelamente al juicio. Junto a esas escalofriantes escenas, también encontramos las miradas de horror de los testigos. Se trata de la película Indefensa, incluida en la campaña Contra el silencio, de Antena 3. Contra la violencia de género.

Contra el silencio

Cruda y real

Es cruda, pomo un golpe en lo más profundo de tu ser. Y duele, incluso después de ver Contra el silencio, porque se hace presente una realidad. Una realidad que sufren mujeres a día de hoy, pero se hace de una forma tan creíble que el espectador se ve involucrado. Casi lo puede percibir como si el maltratado estuviera en casa del vecino. Por eso duele tanto. Toca el alma. Cruda y real.

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