Sabemos que el agua es fundamental para la vida, ya que podemos subsistir varias semanas sin ingerir alimentos pero no sin agua.
Se trata de una sustancia inorgánica compuesta por dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno y es un nutriente esencial para la vida al igual que las sales minerales y las vitaminas, aunque no tiene valor energético. Según el CAE (Código Alimentario Español) el agua para ser potable ha de cumplir una serie de condiciones químicas y microbiológicas.
El 75% de nuestro cuerpo es agua al nacer y casi el 60% cuando estamos en edad adulta en el caso de hombre y las mujeres cerca del 54% es agua; un porcentaje que varia según la cantidad de grasas que acumulemos en nuestro organismo ya que estas células adiposas tienen un mínimo contenido de agua.
La potomanía
No obstante, existen ciertos trastornos relacionados con la ingesta de agua y, entre los más conocidos, podemos mencionar la deshidratación (déficit de agua en el organismo) y la hiperhidratación (exceso de agua en el cuerpo). Sin embargo, quiero hacer especial mención a un trastorno relacionado con la ingesta de agua que es relativamente conocido y que se caracteriza por un deseo frecuente de beber gran cantidad de líquido de manera compulsiva y sin sentir sed en especial, acompañado de cierta sensación de bienestar: la potomanía.
Este trastorno puede ser un síntoma de un desequilibrio psiquiátrico, puesto que posee ciertos aspectos en común con otros trastornos del control de los impulsos. Cuando una persona se conciencia de que bebe demasiada agua, alrededor de 7 o más litros al día, debe de acudir a un endocrinólogo para descartar cualquier anomalía hormonal ú otra patología que pueda afectar al área del hipotálamo (lugar del cerebro que regula la necesidad primaria de la sed).
Como consecuencia de episodios constantes y mantenidos de potomanía, puede verse alterado el buen funcionamiento de los riñones, el equilibrio de electrolitos y fluidos en el organismo y hasta la propia composición sanguínea. La hiponatremia es una consecuencia grave que puede derivarse de la potomanía, consistente en una concentración muy baja de sodio en sangre. Si este problema se agudiza hasta el punto de adquirir un carácter grave, se puede ver alterado el funcionamiento normal del cerebro, de los órganos, los músculos y el metabolismo; lo cual puede provocar cefaleas, letargias, convulsiones, náuseas y hasta el coma.
El tratamiento de este trastorno relacionado con la ingesta de agua depende de la causa que lo origina y que subyace en la base del mismo. Con todo, se debe restringir el consumo medio diario a un litro y medio de agua. Hay casos en que los especialistas pueden recetar o recomendar un diurético para que aumente la excreción de agua por parte de los riñones y el aporte de sodio en poca cantidad de líquido.
Con respecto a la alimentación, siempre hay algo que puede resultar, cuanto menos, curioso.