120 pulsaciones por minuto

120 pulsaciones por minuto es una película de 2017, en la que vemos a un colectivo de personas reivindicando la lucha contra el SIDA. Vemos un grupo de homosexuales, con fuertes lazos afectivos, luchando por sus sueños… que es vivir. Para ello harán protestas, huelgas, exigencia… Mucha emotividad.

Créditos

  • Título original: 120 battements par minute
  • Año: 2017
  • País: Francia
  • Duración: 143 minutos
  • Género: Drama, años 90, homosexualidad, enfermedades
  • Director: Robin Campillo
  • Reparto: Nahuel Pérez Biscayart, Yves Heck, Adèle Haenel, Arnaud Valois, Antoine Reinartz, Emmanuel Ménard, François Rabette

Argumento de 120 pulsaciones por minuto

En París de los años 90, un grupo activista hace campaña para dar consciencia sobre el SIDA. Un nuevo chico entra al grupo y se sorprende por la energía de sus miembros. Todos ellos están condenados a morir, debido a la enfermedad, pero lucharán con todas sus fuerzas para buscar un rayo de esperanza.

Profundamente descorazonada

Me ha parecido una película muy emotiva. No suelen gustarme la temática gay, pero aquí se aprecia un sentimiento por vivir y que de verdad creen en lo que están haciendo. Transmiten mucha fuerza. Luego también me ha gustado los lazos afectivos entre ellos, ya que parece que están disfrutando de lo que les queda de vida, ya que viven intensamente y con mucha alegría. Me ha encantado esa forma de afrontar la última etapa de sus sus vidas. Felicidad, pero también mucha emotividad. La historia acaba desesperando, por la impotencia de las acciones del grupo activista. Tanto, que llega al alma.

120 pulsaciones por minuto

Concienciando sobre el SIDA

Es impactante comprender la profundidad de esta enfermedad tan mortífera. 120 pulsaciones por minuto es un relato íntimo, que narra el sufrimiento de los infectados. También habla de la impasibilidad de aquellos que se creen a salvo. Y es que el grupo tiene urgencia por la vida, mientras los investigadores siguen con su trabajo de forma impasible, desesperante. Los chicos desgarran su dolor, pero al mismo tiempo afrontan sus últimos días con energía y felicidad. Y eso emociona, mucho. Fu en los años 90, cuando se detectaron los primeros casos del V. I. H. Puede que ellos sean responsables, pero la inocencia de la desinformación les condenó. Y aun así luchan por lo que creen que todavía no han perdido, por ellos y por los que vienen detrás. Impresionante.

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