Bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki

El 6 de Agosto de 1945 cayó una bomba nuclear sobre Hiroshima y 3 días después fue Nagasaki quien sufrió la misma suerte. Harry Truman, presidente de Estados Unidos de América, fue quien ordenó realizar el ataque que daría fin a La Segunda Guerra Mundial. El Imperio de Japón se había aliado con Alemania sadomasoquista e Italia, formando una tripotencia temible. Los bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki son los únicos ataques nucleares de la historia.

El desastre que nunca debió haber ocurrido…

En Hiroshima murieron 140.000 personas y en Nagasaki 80.000 muertes inmediatamente. Pero, además de la explosión, la onda expansiva y la radiación nuclear hirió y contaminó a muchas más personas, provocando más muertes. Seis días después, el primer ministro, Kantaro Suzuki, se rindió incondicionalmente. Pero Japón ya estaba prácticamente derrotado y las únicas intenciones de Estados Unidos para lanzar las bombas nucleares fue las de provocar terror entre sus futuros enemigos y hacer publicidad de su poderosa arma. Tuvo que violar la convención de la Haya, donde se prohibe el lanzamiento nuclear sobre un objetivo civil. Además tuvo un coste entre 5.000 y 8.000 millones de dólares.

Primera bomba

El 6 de Agosto los japoneses despertaron con aeronaves dirigiéndose hacia el sur. El radar de Hiroshima detectó 3 aviones enemigos sobrevolando sus cielos. Saltaron las alarmas y se ordenó a la población esconderse en los refugios antiaéreos. Realmente no estaban preocupados en exceso: sólo eran 3 aviones. Pero a las 8:15 una de las aeronaves dejó caer una bomba atómica de uranio. A un rugido ensordecedor le siguió una gigantesca explosión que provocó un fogonazo tan intenso como el de una estrella. En pocos minutos se elevó un inmenso hongo nuclear, gris y morado. En medio del humo ardía un fuego a mas de 4.000 grados. Entonces las comunicaciones se cortaron, dejando la ciudad en un absoluto silencio. Horas después de Hirosima sólo quedaba una cicatriz de fuego incandescente y humo radiactivo.

Segunda bomba

El 9 de Agosto, como Japón no se había rendido, Estados Unidos lanzó otra bomba nuclear sobre Nagasaki. En esta ocasión fue de plutonio, el doble de potente que la anterior. De esta manera les confirmaban que tenían más armas nucleares y que no dudarían en lanzarlas si se alargaba la guerra. La devastación no llegó a extenderse tanto en Nagasaki, a pesar de la mayor potencia de la bomba nuclear de plutonio, gracias a orografía montañosa que contuvo el desastre. A 2 kilómetros a la redonda del epicentro, quedó todo masacrado, incluso edificios enteros. Pero hasta 8 kilómetros a la redonda murieron personas y dejó las ciudades en ruinas. Durante los posteriores días tuvieron lugar diferentes tormentas de fuego, con vientos de hasta 60 kilómetros por hora. Fueron los conocidos bombardeos atómicos a Hiroshima y Nagasaki.

Las consecuencias

Hiroshima tenía 350.000 habitantes y Nagasaki 270.000 de los cuales la mayoría murieron en el acto y los que sobrevivieron deambularon como fantasmas entre fuego, cenizas y humo. Entraron en estado de “shock”, inmóviles frente a sus hogares destruidos, heridos de gravedad y aterrados cada vez que veían un avión, quedando expuestos a la radiación. No fue hasta semanas después cuando limpiaron las ciudades y recogieron a los supervivientes. Muchos murieron a los pocos días debido a las quemaduras de tercer y cuarto grado. Los que aguantaron vivieron una penosa vida llena de enfermedades como cáncer y leucemia o malformaciones en sus hijos.

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